Cambio de Bruma

Al principio fue Bruma.  Llegó aletargada, como dormida. Todos los sentidos estaban en bruma.
Sin embargo, se fue moviendo, tomando confianza (si es que la bruma puede ganar en seguridad) y avanzó dejando claros, creando un espacio propio, y comenzó el cambio de bruma, y en ese devenir de lo vivo, quedó abierta a otra instancia.
Así apareció Bruna, como una hembra delicada, infinitamente elástica y fibrosa, una pequeña pantera negra, tan ágil como chiquilla, tan juguetona como compañera.
Ahora me mira con esos inmensos ojos amarillos, brillantes de negritud, y me pone la panza al alcance de mi mano, para que la acaricie.

Alejandro Nevio Lemos



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