Los dos soles
Desde que aparecieron los dos soles, por lo menos por aquí, todo cambió.
Esta pasarela por ejemplo, antes se pensaba en una autopista ribereña, ahora es una magnifica posibilidad de estar sobre el río y tener diez kilómetros de mirador permanente para la observación.
Claro, usted me dirá que es un instante, algo tan efímero que era preferible lo de antes, digo eso de la salida y el ocaso.
Lo más importante es la cantidad de personas que vendrán desde distintas partes del mundo para mirar el fenómeno.
El descubrimiento de Kalma, nos tiene a todos alborotados.
Los astrónomos no pueden dar cuenta como es que esta extraña refracción de la luz, muestra la caída de este sol, justo cuando nace el otro sol, el viejo sol para nosotros.
Entre las seis y las siete y media, el brillo ilumina el amanecer y en esas entreluces aparecen los dos soles.
Mire usted, todavía falta poco más de cuarenta minutos y es noche cerrada y en un instante, después del fulgor, verá en aquella dirección como sale un sol y el otro se acuesta justo a su lado.
Es solo un ángulo de visión en el mundo que permite ver esto.
A mi todavía me resulta extraño que nadie se quede a mirar este momento maravilloso.
No logro entender ¿por que nos pasa esto a nosotros?
Alejandro Nevio Lemos
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