200 años


¿Quién dijo que todo está perdido? Yo vengo a entregar mi testimonio.
Llegaron las fiestas de Mayo, abiertas y distintas a las del otro centenario. Llegaron con la muchedumbre en la calle, felices de sostener la celeste y blanca. Llegaron con música y con tanta gente que algunos se asustaron.

Fueron trescientas mil personas, chiquillos y mayores que bailaron con los Auténticos Decadentes “Somos los piratas”  y estuvo Fito entregando su corazón. Pasaron muchos que emocionaron y avivaron el fuego del joven que todos tenemos. Tantas almas que no se llevó el río, tantos espíritus que abrieron su voz para que todos escuchen.
Quien quiera oír que oiga, esta es la verdadera historia.
Por fin salimos embanderados sin celebrar un gol de Maradona. Unidos en la alegría, sin disturbios, sin enfrentamientos.
También desfilaron militares, con la remembranza de su época. Y se salieron de la formación para sacarse fotos con la gente. Con el mismo pueblo que son ellos.
¡Ah, si lo hubiese podido ver! Estaban todas las culturas de cada rincón, de cada piedra seca, de cada mar furioso, de cada pensamiento nativo mezclado con el inmigrante que buena mano nos dio.
Criollos, italianos, judíos y musulmanes. Españoles de toda laya, alemanes y franceses. Amistosos peruanos y los incansables paraguayos. Nuestros profundos hermanos uruguayos y los tan coloridos bolivianos. No faltó el poético pueblo chileno y nuestros templados amigos del Brasil.
La población decidió armar una red. Una malla genética de miles de sangres que se fusionaron en este hermoso país.
Los pibes, esos que algunos dicen que están despistados, hablan de Moreno y Monteagudo. Miran a Belgrano y escuchan a Castelli como si huyere estado allí.
Me dispersé en mis pensamientos con el general Lemos, que cruzó los Andes con San Martín y murió en el Perú solo con su alma. ¿Dónde estarán tus huesos, viejo bueno?
¡Claro que falta mucho! Necesitamos más inclusión social, más fábricas y cooperativas de trabajo. En si, habrá que ver menos pobres en los días que vengan.
Hoy estamos de fiesta mis amigos, será por unos días y el miércoles abrirá la bolsa y habrá mucho por trabajar. Mucho por corregir y sincerar.
Hoy estamos de fiesta en el principio de la calle. Mañana recogeremos los deshechos y volveremos con el corazón agitado, dilatado de tanto calor a mirarnos a la cara para ver quien necesita que lo escuchen.
Desde el humilde barrio de San Cristóbal, les comparto una pincelada de nuestros doscientos años.


Alejandro Lemos

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