Me gustaría devolver
con palabras, las emociones y pensamientos que me resultaron de tu carta sobre
los cincuenta años de Santa Cruz.
Como la distancia más
larga que hay en el universo es la que lleva del corazón al cerebro, intentaré
devolver las semillas que fui encontrando en tu escrito a medida que reducía
ese trayecto.
Al comenzar con
“empezamos a transitar” sentí el proceso de ir siendo. El constante caminar que
delinea el mapa a cada paso.
A cada renglón,
avanzaban sobre mí los hermosos gerundios que me mantenían en movimiento. En un
constante pendular de sentimientos de ayuda y ser ayudado.
Cuando hablaste de la
originalidad, esa Como un rizoma francés, fui conectándome con la idea de que
siempre somos proceso de ser persona. Un transcurrir para ser comunidad en la
asamblea y de ser región definida por estar ligados en un gran círculo de
miradas que van pasando.
La originalidad, esa
filigrana auténtica que nos define como personas en nuestra alteridad y son una
llave para la conexión con el otro, ese que también mantiene su originalidad
que me nutre y me sana. Mi hermano.
Por otra parte, hay un
destacado lugar para las contradicciones en la parroquia Santa Cruz. Las contradicciones,
son parte del construir, el caminar y el transcurrir de las personas y las instituciones,
tienen más parecido a un río de meandros, con tantas vueltas y contramarchas. Tantos
espacios abiertos con pendientes apuradas y también, con lentos esteros donde parece
dificultosa la jornada hacia el mañana.
Afortunadamente la vida
no es una línea recta. Es este río curvilíneo que nos contradice el recorrido,
nos hace dar vueltas sobre nosotros como revisando el camino o dándonos tiempo
para dibujar el mapa.
Por último, la
espiritualidad, esa hebra de amor, tan
fina e infatigable, se abre en un telar de muchos corazones en una manzana en
el resistente barrio de San Cristóbal.
Esta, mi hebra
solitaria, se amalgama con miles de abrazos entretejidos y así podrán sostener
lo que fue, lo que pasa y también lo que vendrá.
Te envío un cálido
abrazo
Alejandro Lemos
No hay comentarios:
Publicar un comentario