Anoche fui a disfrutar esa noche, para entender el desafío de mostrar mis libros.
Anoche palpé entre la brisa del verano, la contradicción de mi propia timidez y la búsqueda constante por expresarme en letras y papeles editados.
Una marea de personas que miran y sostienen libros en las manos, que acarician cada sílaba cuando roban esas palabritas danzantes.
Conversé con otros escritores, hablé y me sentí escuchado.
Sentí el respeto de cada persona al preguntarme por mis escritos y pude abrigar la sensibilidad de la palabra gracias.
Todavía tengo las reminiscencias al darme cuenta como miraban los libros, los hojeaban con la prudencia de tener algo único.
Anoche entoné el cantito del verano, con tanta gente que mi voz se abría paso entre todes los que saltaban y bailaban la propuesta.
Anoche disfruté tanto, tanto que volví cargado de abrazos y sentires.
Había tantos escritores, los mil veces reconocidos y los miles de otros con magia en sus textos, cada uno en la mesa de su editorial.
Fue una hermosa decisión el haber ido.
Pronto viene la otra, la más grande en la Feria del Libro veremos que acontece y que tantas experiencias para seguir creciendo tendré.
Alejandro Nevio Lemos
10 de Marzo de 2018
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