Macondo


Desde hace unos días, aquí en Buenos Aires, se ha formado una pequeña Macondo, que me ha mantenido vigilante, tenso y preocupado. Escondido en mi cueva he tratado de observar más allá de la lluvia y me he mantenido como un espectador ronco la escalada de violencia que se sucedió en nuestro continente.


El temor estaba presente detrás de cada gota de llovizna, el olor del miedo y la beligerancia que cargaba a las nubes con ventisca. Miles de seres apoltronados en unas fronteras se miraban entre sí para no ser.

Desde un principio traté de no juzgar actitudes,  y confié en la tendencia actualizante de un hombre, cualquiera de ellos, luego la extendí hacia tantos otros que se transformo en una tendencia actualizante gigante, y confié más. ¿Será así?

Y la pelea seguía, y el grito y el enojo se sentía desde lejos. Más lluvia, más gris… y vos hiciste mal! Y yo no te perdono eso! Y el tango seguía tan pesado como peligroso. Y el rencor, mi viejo rencor que deja anclado al pasado y no deja vivir el presente.

Entre toda esa pirotecnia compulsiva, seguí pensando en la tendencia actualizante, y las palabras de Eric sobre las limitaciones de este grupo. Mis sentimientos fluían y se encontraban. Alimentaban la idea de Rogers sobre la libertad y la espera para llegar al otro.

Otra vez la tendencia actualizante empujó a la vetusta papa oscura y pasó por mi mente la idea de ¿que tanto se actualiza la tendencia actualizante? ¿Es la misma tendencia actualizante aquella de los ´60 a esta?

En fin, aquí sigue diluviando y Macondo está siempre presente por aquí, por allá, se encontraron espacios de diálogo que aliviaron la confusión, que me hacen sentir profundamente aliviado.

Sigo aun con las palabras de Eric, y sigo preguntándome ¿hacia donde nos lleva esta economía de palabras? Sigo aun confiando en la tendencia actualizante de la red.

Alejandro Lemos

6 de Marzo de 2008

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