A la izquierda. Qué izquierda?




-         Señor, ¿usted para dónde va?
-         Para allá (Mostrando con la mano abierta y el brazo extendido un lugar definido)
-         ¿Para dónde?
-         Hacia allá, a la izquierda suya.

La tradicional separación de dos grupos revolucionarios en el parlamento francés, los  girondinos a la derecha y los jacobinos a la izquierda, marcó el comienzo por intentar divisar claramente a las tendencias, las posiciones y las ideas. Una división que en sí, no logró clarificar por el estricto encasillado que la nombraba. Más bien, la rigidez de estos términos endureció las posiciones hasta llegar a contrariar el sentido mismo de la revolución.

Otra posibilidad de encontrar la izquierda, puede ser la de recurrir al diccionario. Además de la explicación antedicha, habrá que mirar las otras características:
“izquierda. (Del Adj. izquierdo, f. En las asambleas parlamentarias, los representantes de los partidos no conservadores ni centristas. || 2. Por Ext., conjunto de personas que profesan ideas reformistas o, en general, no conservadoras. || De izquierda o de izquierdas. Loc. Adj. con que se atribuyen ideas izquierdistas a personas, grupos, partidos, actos, etc.”
Mejora un poco, aunque todavía falta más claridad.

-         Disculpe señor, ¿a qué lugar de la izquierda va?

En sí parece difícil el encontrar un lugar dentro de la izquierda. ¿Habrá una izquierda arriba y otra abajo? ¿Será una izquierda pura y la otra impura? ¿Habrá dos izquierdas? O ¿tendremos tantas izquierdas como pensamientos de izquierda? ¿Quién será el dueño de la razón en la izquierda? ¿Los intelectuales son de izquierda? ¿Los movimientos populares son de izquierda?

-         entonces señor, usted ¿es de izquierda?
-          A veces si.
-          ¿y del campo popular?
-          ¡También!
-          Entonces, no es progresista.
-          ¿Por qué no?

Las personas somos iguales en nuestra humanidad y totalmente distintas en nuestra alteridad.
Como personas, tenemos la capacidad de pensar y sentir y, algunos que lo intentan, la de “sentipensar”, ese hermoso neologismo que incorporó con tanto cariño Eduardo Galeano.
Aceptar lo diferente dentro de los marcos y los conceptos, consentir la divergencia por el bien del grupo, acceder a escuchar la pluralidad y utilizar esto como aprendizaje, de grupo, de masa y de pueblo.
Los grupos pueden encontrar su identificación en el colectivo y mostrar su corriente. Abrirse caminos entre distintas miradas y converger en las posiciones similares.

-         y dígame señor, ¿Por qué es de izquierda, popular y progresista  usted?
-          Me alivia aliviar el dolor, acompañar a quien siente lo injusto y sostener el silencio de los que no pueden hablar.

Las etiquetas, un aluvión de estigmas que se ponen las personas, o también, aparecen por medio de los mandatos familiares y sociales, estas etiquetas, no logran representar algo tan significativo como la alteridad de las personas.
El feroz condicionamiento que establece un rótulo, la poderosa influencia que impide mirar más allá del cartel indicador, limita los movimientos y encasilla a las personas y los grupos.
Por ejemplo, ser solidario con el dolor, la indiferencia, el oprimido, el excluido y discriminado. La pobreza y las personas marginadas están esperando una mano amiga que entregue solo ayuda, sin etiquetas que anuncien su llegada.

-         A mi me gustaría acompañarlo……
-         Parece que hay un pero
-         me temo que no se si vamos para el mismo lado…

Las concordancias acontecen con lineamientos fundacionales, o un esquema cultural que recubre las sutiles diferencias.
Converger en un ideal común, la defensa del medio ambiente, la protección de la tierra, el atender las necesidades humanas y sostener una actitud solidaria para equilibrar las deficiencias de los que menos tienen, no debería tener una etiqueta de izquierda o cualesquiera que se quiera poner. Recompensaría mucho más, ser parte de la condición humana en este fragmento que nos une como iguales.

-         ¡Dele nomás!, si va para allá, entonces ¡lo acompaño!
-         Vamos entonces y veremos que acontece.

Alejandro Lemos
nevioalejandrolemos@gmail.com

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