Para Juan Manuel
Hay una conexión misteriosa, abierta desde aquella noche y
sostenida por invisibles puentes de semejanza.
Un enlace entre corazones que se afirmaron en un crepúsculo
de amor y se sostuvo entre tormentas como dos atlantes invencibles.
También, hay una conexión de miradas que se trenzan, como
dos riendas de potro que juntaron su camino.
Los vistazos se afirmaron desde la incertidumbre del inicio,
de tu primer bostezo, del sollozo de bienvenida.
Nuestras contemplaciones se unieron como un sol, como un
núcleo indivisible, como la única forma
de mirar que nos tenemos.
Desde aquellos tiempos en que tu pié entraba en la palma de
mi mano, a estos puentes forjados entre leños firmes y serenos, sólidos y
permanentes; se abrió un nuevo espacio de unión, un nuevo observatorio para dar
una ojeada a nuestras estrellas, que son las mismas que nos dejaron navegar
juntos, y también, serán las mismas y otras nuevas que vendrán y nos ayudarán a
seguir encontrando los caminos que nos unen.
1 de Julio de 2011
Alejandro Lemos
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