Las manos de Fermín
se cierran y girarán
dando otras vueltas,
me quedo
húmedo de recuerdos,
con los ojos de papel
y tu voz
y tu acorde
y el surco infinito,
tendrá una cuerda mía
cerca de vos.
Chau flaco, hasta pronto.
Hoy me molesta
el chamuyo de la gilada,
una bronca pasajera, ya lo se
vos lo escribiste y cantaste
mientras comías almendras,
y yo, entre tanto
le decía cositas al oído
a una piba en un baile.
Que cosa flaco,
cuantas cosas me regalaste.
Alejandro Lemos
8 de febrero de 2012
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