Espeso
Para Santiago Maldonado
Hoy el río amaneció espeso
en un silencio abrumador
porque aquel árbol
sabe que estuvo allí.
Porque las huellas húmedas
desaparecieron sin rastro.
El río se quedó quieto,
porque escuchó las voces,
porque escuchó los gritos.
Algunos buscan sabiendo,
otros que también saben
miran la piedra
que muestra la mancha oscura.
Mientras tanto…
sus ojos no están
y su latido sensible
espera al borde del río.
A pesar de los gritos,
a pesar del insistente silbido,
todavía no aparece.
El río sabe,
la tierra también sabe
y aquel árbol sabe lo sucedido,
de rojo quedó el camino.
Reconozco este tiempo de espanto,
reconozco esta quietud del río
en tantas personas caídas
golpeadas
desaparecidas
entre tantas voces mudas
que gritan
y dejan la marca hundida
en este silencio vencido.
Por la noche, el río sigue espeso
y en la orilla esperan,
como tantos
que aparezca nuestro querido.
Alejandro Nevio Lemos 12 de agosto de 2017
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