Del libro Sur Esa palabrita
Tenía cinco pesos
y la leche salía
nueve,
pensó en pedir el
resto,
aunque
ella sabía las
respuestas:
de cada diez,
cuatro
moverían la
cabeza,
algo parecido a
un no.
Dos, la putearían
sin mirarla.
Otros dos
fingirían,
como en sus
orgasmos;
que no tienen
plata.
Uno le diría
que vaya a
trabajar
o la aconsejaría,
en definitiva
sería lo mismo.
Por último,
uno le daría
con cara de santo
o de pena.
Entre dientes
apostaba
jugando con el
frío
entre las
piernas.
Rogaba entonces
que el primero
del azar
fuera el último.
cuando flexionan el pescuezo frunciendo el ceño sin pedir al honorable corazón un consejo, se sabe que la respuesta llega antes que pedido supino, el NO, no es rotundo, ese NO, es un enjambre de movimientos contrariados entre flexiones y contracciones, el idioma da miedo y el secreto de no escuchar se esconde en todos sin saberlo. Hermoso amigo, Abrazo de Oso
ResponderEliminardirecto al corazon
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